Las actuaciones terapéuticas practicadas varían en función de la gravedad de cada caso, y abarcan desde la prescripción de oxigenoterapia hasta la realización de intervenciones quirúrgicas para corregir la circulación en las arterias coronarias.
Durante los seis primeros meses del año, el complejo hospitalario almeriense ha atendido a más de 150 pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio. De ellos, más de 60 han sido derivados al centro sanitario almeriense desde los hospitales comarcales de La Inmaculada, de Huércal-Overa y Poniente, de El Ejido, tras ser tratados allí inicialmente. Para la atención a todos estos pacientes, los profesionales del servicio de Cardiología de Torrecárdenas han realizado desde comienzos del año y hasta el mes de junio 750 cateterismos cardiacos, 350 angioplastias, 50 fibrinolisis y 800 ergometrías convencionales o pruebas de esfuerzo, de las cuales 200 fueron ergometrías con isótopos o SPECT cardiacos. Asimismo, se indicaron 35 revascularizaciones coronarias o by-pass.
El infarto agudo de miocardio se produce cuando se obstruye completamente una arteria coronaria, suprimiendo el aporte de sangre al músculo cardiaco. La falta de oxígeno puede provocar la muerte de ese músculo, que no se regenera si no se restaura el flujo sanguíneo. Se manifiesta con dolores, quemazón o presión en la zona precordial, sensación de agotamiento, cansancio, dificultad para respirar, mareos, nauseas, sudoración y dolor en los brazos y garganta o maxilar inferior. Estos dolores no ceden aunque la persona haga reposo.
El riesgo de padecer un infarto de miocardio puede disminuir siguiendo algunas pautas de vida saludable como no fumar, llevar una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres y cereales, realizar ejercicio físico y reducir las bebidas alcohólicas.