Especial fin ETA. La sangre que derramaron entre los almerienses
El presidente de la AAVT, Joaquín Vidal, ha confiado en que este adiós a las armas "sea realmente definitivo" y que a ello le preceda la disolución efectiva de la organización terrorista. "Eso sí que será una gran satisfacción, el ver que efectivamente no va a haber más viudas, ni más huérfanos ni más dolor", recalca.
Vidal ha señalado que este anuncio de ETA es "una gran derrota" para la banda, fruto "de tanto trabajo bien hecho por parte del Estado de Derecho, de los jueces, de las fuerzas y cuerpos de seguridad, del Parlamento y de la labor también de los presidentes del Gobierno". "Ha sido un acorralamiento total a estos asesinos y creo que no han tenido más remedio que entregar la cuchara y asumir que están derrotados, que no tienen ninguna otra salida y que se metieron en ese callejón del que no han podido salir", valora.
Sin duda, tras el anuncio de ETA, en los que más se han pensado han sido en las víctimas. La banda terrorista dejó su huella terrible en nuestra provincia, donde siete almerienses sufrieron sus sanguinarias consecuencias.
Según aparece en La Voz de Almería, El 5 de octubre de 1975, Esteban Maldonado, un joven almeriense de 20 años que se estrenaba en la Guardia Civil, en el cuartel de Mondragón, fue la primera víctima. Un año después, ETA fijó sus objetivos en José Luis Martínez, el subinspector del antiguo Cuerpo General de la Policía, tras un largo secuestro y torturas en Hendaya. Tenía 30 años.
En 1977, el agente almeriense de la Guardia Civil José María Lozano fue asesinado con sólo 22 años. Francisco Gómez-Gómez, de 28 años, fue la cuarta víctima.
En 1980, los nombres de almerienses que entraron a formar de esta horrenda lista fueron los de José Martínez, ametrallado el 1 de febrero de 1980, José Artero Quiles, de 42 años, asesinado en marzo de 1980 y José Manuel Rodríguez, la última víctima almeriense, en mayo de 1980, que murió a balazos junto a un compañero de la Policía en las calles de San Sebastián.
ETA los asesinó, pero no los borró de la memoria.