El principio activo es la sustancia que hace que el medicamento tenga sus efectos terapéuticos al margen del nombre comercial que pueda tener cada uno. El nombre del medicamento por su principio activo es lo que se estudia en las facultades de medicina, lo que se debate en las reuniones y congresos científicos y lo que se publica en las revistas y medios especializados.
Por lo tanto, con la prescripción por principio activo se garantiza, igual que hasta ahora, la seguridad, la calidad y la eficacia de todos los medicamentos.
La prescripción por principio activo implica, asimismo, que en la oficina de farmacia se deberá dispensar un medicamento de los que estén a menor precio dentro de los que contengan el mismo principio activo que el prescrito, la misma dosificación y la misma vía de administración. El farmacéutico solo estará obligado a cambiar el medicamento prescrito cuando éste no sea de los de menor precio y el médico no haya justificado la necesidad terapéutica de ese medicamento concreto.
La inmensa mayoría de los medicamentos han bajado sus precios para igualarse al precio menor, por lo que no será necesario cambiar el medicamento que los pacientes están tomando. De este modo, queda garantizada la continuidad de los tratamientos que estén tomando los pacientes.
Solo en los casos excepcionales en los que el médico prescriba un medicamento que sea más caro que sus iguales (de la misma agrupación homogénea) y no justifique su necesidad terapéutica, el farmacéutico estará obligado a sustituirlo por otro medicamento con el mismo principio activo, misma dosis y misma vía de administración.
Por lo tanto, el médico siempre podrá prescribir al paciente el medicamento que considere más apropiado, tenga el precio que tenga, siempre que exista una necesidad terapéutica justificada.
Con la prescripción por principio activo no se elimina medicamento alguno de la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud y se seguirán incorporando a la prestación todos aquellos medicamentos que aportan ventajas para el tratamiento y la calidad de vida de los pacientes.
Al margen de mantener todas las garantías de calidad de la prestación farmacéutica, esta medida va a generar unos importantes ahorros al Sistema Nacional de Salud (alrededor de 2.000 millones de euros anuales). Estos ahorros van a servir para poder seguir incluyendo nuevos medicamentos para el tratamiento de enfermedades y, en general, para mantener la calidad de nuestro sistema sanitario.