La Macarena valiente desafió al cielo y procesionó bajo el clamor de su barrio

Valentía y arrojo, dos calificativos que definen a la perfección la decisión tomada por la Hermandad de la Esperanza Macarena y Jesús de la Sentencia. La lluvia hizo acto de presencia media hora antes de que efectuase su salida, por lo que todo el barrio de la Plaza de Toros ponía sus ojos en la iglesia de San Ildefonso, a la espera de buenas nuevas.
La Macarena valiente, hizo un primer intento que se vio frustrado, tras haber decidido la junta directiva de la Hermandad, atrasar la salida durante media hora a la espera de que amainase. La expectación era máxima cuando salió por fin la cruz guía y unas tímidas gotas le quisieron robar el protagonismo. 
Pese a ello salió el primer tramo, pero cuando llegó el momento de sacar el paso de Misterio se decidió regresar al templo. Lágrimas, rostros tristes y mucha incertidumbre, fueron los momentos vividos tras esta decisión. La desolación aparecía reflejada en la cara de los cofrades que con tanta ilusión se había preparado durante un año, para este momento tan especial.
Aunque aun mantenían viva la esperanza, todo el barrio quiso arroparles, nadie se marchó, a la espera de que la previsión meteorológica  fuese más alentadora. Así móviles en mano, que la directiva miraba una y otra vez, decidieron aplazar la salida hasta las 18:30 horas, aunque la amenaza de nuevas precipitaciones continuaba.
Nada más empezar a caer las primeras lluvias el consiliario de La Macarena, Antonio Romera, elevó unas plegarias al cielo para que “llueva en el campo, pero no aquí en la ciudad y pueda salir la hermandad.
Momentos difíciles y angustiosos los vividos por los cofrades de La Macarena, durante los que estuvieron acompañados por una representación de La Santa Cena, como hermandad madrina, y del alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, que más tarde haría las  primeras levantás de ambos pasos en el dintel del templo. 
Una vez se anunció la salida por segunda vez, el cortejo se formó raudo y solo tardaron unos minutos, ya que había ganas e ilusión. Momentos después se abrieron de nuevo las puertas de San Ildefonso y la emoción embargó a los presentes cuando divisaron la cruz guía.
Espectacular como siempre, impecable el trabajo del equipo de costaleros, con su capataz Francisco Javier Giménez a la cabeza, la salida del paso de misterio, a pesar de los nervios fue magnífica. 
Mucho coraje fue el que le echaron los costaleros, el alma en vilo, las maniquetas casi rozaban las balconadas que hay frente a las puertas de la iglesia, que se salvaron gracias a la minuciosidad y a la concentración de los contraguías y el capataz.
La Macarena salía minutos después, ante la expectación de todos, mimada por sus costaleros y por los vecinos quienes le había preparado una gran petalada. Un año más los corazones de los almerienses se quedaron prendidos en cada rincón de la calle Las Cruces y la Plaza de Toros, ante la majestuosidad de La Esperanza Macarena.
Un recorrido el realizado por esta Hermandad que se acortó a la salida de la calle de Las Tiendas se dirigieron directamente por Lope de Vega, por la Catedral le cayeron unas tenues gotas de agua. Después de las 22 horas entraban  en carrera oficial.
Un lunes santo que muchos no olvidarán, y quedará en el recuerdo como la tarde en la que La Macarena desafió al cielo y le ganó el pulso.