Ana Julia llevaba las manos y la sudadera manchadas de tierra en el momento de su detención

La atención mediática vuelve a centrarse hoy jueves en la Audiencia Provincial donde ha tenido lugar la cuarta sesión del juicio por la muerte de Gabriel Cruz. Una jornada en la que han acudido a testificar un gran número de guardias civiles que participaron en las labores de seguimiento, de escuchas telefónicas y de detención de Ana Julia Quezada. En primer lugar han comparecido el agente instructor de la investigación y el agente que transcribió los audios de las escuchas del teléfono de la acusada, en calidad de testigos y de peritos.
Así según se puede escuchar en las grabaciones captadas en el interior del vehículo de Ana Julia, en el momento en que se dispone a trasladar el cadáver del niño poco después de las 11 de la mañana del 11 de marzo, se decía a sí misma "tengo que llevármelo de aquí" y  "tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel".
Grabaciones de la Guardia Civil que vuelven a contradecir las declaraciones de Quezada en las que aseguró el pasado martes que su intención era llegar a la casa en la que vivía con el padre del niño en Vícar para escribir cartas de perdón a Ángel y a su propia hija  y tras ello tomarse unas pastillas con el objetivo de suicidarse.
En su declaración los dos agentes han explicado que los micrófonos no grababan de manera permanente , sino que se activó en el momento en el que detectó movimiento en el coche de Ana Julia, cuando esta  abrió el maletero  para introducir el cuerpo del pequeño, fue entonces cuando grabó la primera secuencia de frases : "Ahora a llevárselo de aquí" y posteriormente cuando cerró el portón, se registró un sonido compatible con la acción de Ana Julia de limpiarse las zapatillas. 
Señalar que fue el mismo  agente el que le tomó declaración a su ex marido en Burgos quien indicó que "a posteriori" y tras haber conocido "lo que había pasado a la anterior pareja de la acusada", relacionó los hechos con dos episodios  de fiebres "muy altas" y que los médicos no pudieron determinar el motivo, estando ingresado dos o tres días en cada ocasión. 
Señaló este testigo que en un viaje corto a Madrid, se empezó a sentir "muy mal", que no sabía cómo había llegado a su casa y que tras conocer lo que había ocurrido con otras parejas de la acusada, pensó que ésta podría tener algo que ver, porque tras terminar su relación con ella no ha vuelto a tener otro episodio de este tipo.
Los segundos en declarar han sido os agentes de la Guardia Civil que realizaron el reportaje fotográfico que se realizó de la acusada el día 11 de marzo desde que llegara a la finca de Rodalquilar, donde se la captó a 400 metros de distancia mientras sacaba el cadáver de la alberca, lo envolvía en una manta y lo introducía con dificultad en el maletero. "El cuerpo se le escurre y es cuando lo vemos bien", han señalado.
Tras esto  la acusada inició un itinerario "ilógico" hacia Vícar hasta que fue interceptada antes de que entrara en el garaje de la vivienda de Quezada. "Se detiene el coche, se indica que pare el motor y entonces frena y se le indica que abra el maletero, con lo que se confirma que ahí está el niño".
Según el testimonio de los agente apreciaron que en cuando Ana Julia abrió el maletero tenía tierra en las manos y en la sudadera a consecuencia de haber desenterrado el cadáver "lo primero que dijo cuando se le detuvo, cuando se le leyeron los derechos, dijo 'muy bien'; pero a continuación cuando se le fue arrestar dijo: 'Ángel, te quiero mucho, quiero a Gabriel y mi perro está dentro'", ha explicado el agente.
El tercero en declarar en esta intensa mañana ha sido el comandante Montero, integrante de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, quien ha explicado ante el jurado que, desde un primer momento, se descartó que Gabriel se hubiese "perdido" y se planteó como una desaparición "muy grave" debido a su edad. "Quedaba patente que teníamos que barajar la posibilidad de un secuestro, por lo que a pocas investigaciones se les ha destinado tantos recursos, dejando de investigar otras cosas y destinando a los mejores especialistas en todas las tipologías necesarias".
 "Fue muy intensa y creo que no hemos tenido un periodo tan prolongado de tiempo con días que no acababan nunca, turnos de 24 horas. Fue muy, muy, muy duro, con mil informaciones de todo tipo que hemos tenido que analizar", ha dicho a preguntas de la fiscal Elena Fernández, ante quien ha insistido en que "si se hubiera planteado un homicidio desde el principio no se hubieran dedicado al caso tantísimos recursos".
El comandante Montero a continuado relatando  cómo fueron los días en los que "buscaban una llamada, ese contacto con la persona que pudiera tener retenido al niño porque no había nada que nos dijera que estaba muerto". "Pero nunca llegó", ha apuntillado para reiterar, en la misma línea que anteriores testificales de agentes implicados en la investigación, que fue tras la actuación de Ana Julia Quezada durante los días 2 y 3 de marzo cuando se "focaliza en ella".
"La investigación fue ya por otro derroteros y nos parecía bastante raro que fuera ella la que animaba a la familia a solicitar más dinero", ha apuntado al tiempo que ha precisado que los datos recibidos desde Burgos, anterior residencia de la procesada, "parecía verificar que estábamos ante una persona a la que le gustaba el dinero".
Así, ha indicado que los investigadores llegaron a pensar que, "además del hecho cometido", en alusión a la muerte violenta del menor, "quería ganar un dinero". "Parecía macabro pero parecía también que iba por ahí la cosa aunque no tuviera ningún sentido".
Posteriormente se ha procedido al visionado de la reconstrucción de los hechos que se llevó a cabo en la finca de Rodalquilar el 13 de marzo, en presencia de la autoridad judicial y la defensa. Un cortijo del que han asegurado los agentes "está muy aislado y nadie ve lo que puedes estar realizando"
Por su parte los Guardias Civiles que tomaron declaración a Ana Julia en la Comandancia han asegurado ante el jurado que pese a que reconoció que mató al pequeño de manera accidental, siempre negó que fuese premeditado, pese a que a los agentes no les cuadraba lo declarado por la acusada con la secuencia de lo que supuestamente sucedió.
Además señalan que desde el primer momento Ana Julia oculto ciertas verdades sobre su persona y su pasado, poniendo como ejemplo que cuando se le pregunto por si  había tenido relación con el mundo de la prostitución, ella lo negó, pese a que los agentes ya sabían que mentía, asegurando que "no era colaboración sin mas bien evitación" a lo que hay que sumarle según los guardias civiles que empezó a echar las culpas a terceros y que incluso llegó a hablar mal del propio Gabriel.
Pese a que siempre ha mantenido el mismo discurso tras su detención, los agentes aseguran que no tiene sentido lógico  lo que relata Ana Julia.
Por último han declarado los agentes que acudieron al lugar tras el hallazgo de la camiseta, al ser alertados por el propio padre del pequeño. Así han señalado que encontraron a Ángel acompañado por dos personas, no estando la acusada presente en ese momento y que a la pregunta de si habían tocado la prenda, el padre les confirmo de que si, que lo habían hecho para ver si era del pequeño.
Cuando uno de los agentes la inspeccionó la encontró extendida sobre unos juncos, donde era fácilmente visible, a la vez que  apreció que estaba manchada de barro, pero esas manchas no se correspondían al modo de como se encontró sino que mas bien "parecía como si la hubiesen apelmazado y se la hubiera restregado por el suelo, al objeto de que pareciera que llevaba tiempo allí".