José Mercé brilla por tarantos en el pregón de la feria

Cuando aun no habían dado las ocho  de la tarde, ya eran muchos los almerienses que peregrinaban por los aledaños del Paseo y de la calle de las Tiendas camino de la Plaza Vieja ataviados con sus mejores galas, para escuchar el Pregón que José Mercé había preparado para esta ocasión tan especial.
Y es que tras muchos años este emblemático rincón de nuestra ciudad volvía a ser el escenario escogido para dar inicio a la Fiesta Grande de los almerienses, la Feria en honor a la Virgen del Mar. Un pregón que volvía a llenar de magia y alegría la porticada de nuestra Plaza Vieja.
Así pocos minutos después de que el reloj marcase las ocho y media de la tarde, hacían su aparición en el escenario preparado para la ocasión el alcalde de la ciudad, Luis Rogelio Rodríguez Comendador y el flamante pregonero José Mercé, bajo la atenta y expectante mirada de los almerienses y visitantes que se habían congregado en la Plaza Vieja.
Un sencillo acto el del pregón que comenzó con la imposición del escudo de oro de la ciudad a Mercé de manos del propio alcalde, el cual posteriormente y como ya viene siendo tradicional dedico unos versos a nuestra feria, haciendo gala de un gran sentido del humor.
Acto seguido llegó el momento mas esperado de la tarde, cuando José Mercé se dirigió a los almerienses recordándoles el gran vinculo que le une a nuestra ciudad, ya que aseguraba que gracias a la Peña el Morato el ha logrado ser lo que es, pues fue en esta peña almeriense donde comenzó a dar sus primeros pasos como cantaor.
Poco a poco y con su característico timbre de voz, rajada como el quebranto de un Taranto, Mercé fue desgranando su pregón en el que recorrió todos y cada uno de los rincones que han hecho que su corazón permanezca por siempre en nuestra tierra.
Unas palabras sentidas con el corazón que como no podía ser de otra manera se vieron arropadas por los acordes de la guitarra de José del Tomate y unos tarantos, por que como Mercé recordó no hay mas tarantos que los de Almería.
Almería se meció al son de la voz ronca y partía de Mercé con sus tarantos y sus fandanguillos, dando así comienzo a siete días donde las tristezas y los problemas se dejan en un cajón para dar paso a la alegría, a la luz, al color y a los aromas de nuestra Feria, sin duda alguna una de las mejores embajadoras de nuestro buen hacer y carácter mas allá de nuestras fronteras.