Sierra María – Los Vélez, una oferta de interior dentro del destino 'Costa de Almería'

En el paso del levante almeriense a la zona más septentrional de la provincia se encuentra el parque natural Sierra María-Los Vélez, un espacio que une en su horizonte un denso arbolado con los picos rocosos que se elevan hacia uno de los cielos más limpios de Andalucía.
 
Este espacio natural une mediante piedra, de naturaleza caliza a los municipios de la Comarca de ‘Los Vélez’. A los pies de las alargadas cotas que superan los 2.000 metros de altura en sierras como María, Las Muelas, El Maimón, El Gabar o Sierra Larga, crecen importantes masas arboladas, donde el pino, es el principal recurso vegetal. 
 
Formadas por materiales calizos, solo erosionables por el agua que penetra en sus entrañas, esconden en su vientre un gran aljibe natural que da forma a grutas y simas -cueva de La Gitana, sima de los Rincones- y ofrece magníficos manantiales como Los Molinos, en Vélez Blanco. De la fauna que lo habita, lo más característico son sus aves rapaces, seguido por ardillas, lirones careto y ratones de campo.
 
En este Parque Natural, además de su riqueza natural, también destacan sus importantes restos arqueológicos, sobre todo, pinturas rupestres en el interior de cuevas y grutas como La Gitana o la del Queso. Su numeroso arte rupestre, declarado Patrimonio de la Humanidad, forma parte de una oferta cultural interesantísima, pues hasta ocho grupos de abrigos se pueden contabilizar en la zona, con ejemplos tan representativos como la Cueva de los Letreros y Cueva de Ambrosio. Se complementa con un patrimonio monumental singular que, concentrado en Vélez Blanco y Vélez Rubio, tiene buena muestra en el castillo de Los Fajardo, pero también en otros pagos del territorio: Dyonisos, atalayas y un buen número de villas romanas salpican el pasillo de Chirivel. Los ingenios de la Cultura del Agua, con hasta 63 muestras catalogadas, completan una oferta más que sobresaliente: fuentes, lavaderos, aljibes, abrevaderos, balsas y acueductos, cuyo mejor exponente es la red de molinos que desde Vélez Blanco se deja caer a Vélez Rubio.